El proceso que higieniza el agua de tu piscina: El tratamiento químico

Al planificar la construcción de tu piscina, también debes considerar el método de tratamiento químico del agua, puesto que con esta decisión se determinará la comodidad de uso de las instalaciones, pero también el costo de las operaciones de mantenimiento ya sea en tiempo o en dinero. A continuación, te detallamos los distintos tratamientos químicos que puedes encontrar para disfrutar de un agua limpia y saludable en tu piscina.


El cloro sigue siendo la solución de tratamiento más común para piscinas familiares. Su composición química le permite realizar una función desinfectante, alguicida y oxidante. En el mercado podemos encontrar cloro no estabilizado (usualmente empleado en alta y rápida dosificación, ya que permanece poco tiempo en el agua) y cloro estabilizado (con una acción desinfectante más duradera en la piscina).

El bromo tiene propiedades desinfectantes similares a las del cloro, pero su comportamiento es menos dependiente del pH y la temperatura, lo que garantiza una desinfección continua en piscinas con condiciones muy variables de estos parámetros.

El oxígeno activo es una opción que tiene la ventaja de producir agua inodora y no irritante. Este producto es sensible a las variaciones de pH, los rayos UV del sol y la temperatura del agua. Por tanto, su uso se suele combinar con el de otros productos para complementar, mejorar y prolongar su eficacia.

La sal, que mediante electrólisis en el agua (cloración salina) se transforma en hipoclorito de sodio, un cloro no estabilizado. El desinfectante producido en estos sistemas destruye los desechos y los gérmenes antes de volver a convertirse en sal. La sal utilizada debe ser de gran pureza y específica para su uso en piscinas, de lo contrario podrían generarse desperfectos sobre los revestimientos.

La radiación ultravioleta tipo C bajo la cual se expone el agua de la piscina, tiene un fuerte poder bactericida. Los microorganismos son destruidos al instante desinfectando el agua, sin embargo, también es necesario utilizar un producto desinfectante residual, que otorgue poder desinfectante al agua, en general en conjunción a este sistema se emplea oxígeno activo líquido, cloro o bromo.

El ozono es un excelente desinfectante, se genera a partir del aire y se inyecta en la recirculación del agua de la piscina, la cual queda totalmente desinfectada en un tanque de reacción. El ozono debe eliminarse antes de la entrada al vaso de la piscina mediante carbón activo, UV o calentamiento del agua, pasando a ser oxígeno disuelto en el agua. Este sistema también requiere el uso de desinfectante residual.

Si eres un particular y vas a usar productos químicos en tu piscina, presta atención a estos consejos:

  • Antes de usar, lee la información que aparece en todo el etiquetado del producto, podrás encontrar los riesgos y precauciones de uso del mismo.
  • Cumple con las aplicaciones descritas en el envase y nunca utilices el producto para usos distintos a los especificados en las instrucciones de uso y en particular respeta las dosis prescritas.
  • Se recomienda que abras el embalaje al aire libre y que almacenes los productos por separado en una sala técnica bien ventilada, protegida de la humedad e inaccesible para los niños. Evita respirar el polvo o los vapores del producto.
  • Nunca mezcles productos clorados concentrados entre sí (por ejemplo, tabletas y granulados), ni con otros productos químicos, ya sea en forma sólida o líquida.
  • Disuelve los productos en agua, pero nunca viertas agua sobre un producto concentrado o en el interior de su recipiente.
  • Aplica los productos de tratamiento uno tras otro (por ejemplo, corrector de pH y luego desinfectante) y nunca simultáneamente.
  • Aplica siempre el producto en el agua con la filtración en marcha, para facilitar su dilución y luego mantén operando la filtración durante varias horas.
  • Aplica el tratamiento preferiblemente después del baño o del uso de la piscina. Nunca se debe aplicar un tratamiento si hay usuarios en el agua.
  • Si no sigues las instrucciones del fabricante, podrías dañar tu piscina.
  • Cierra el envase con cuidado después de su uso y vacíalo por completo, especialmente en el caso de sobres. Antes de desecharlos, enjuaga el embalaje, por ejemplo, con agua de la piscina. Nunca reutilices los envases vacíos y, para evitar confusiones, tíralos vacíos y bien cerrados.
  • Evita el contacto prolongado entre el producto en estado concentrado y la piel, los ojos, la ropa o los materiales de la piscina. Se recomienda el uso de guantes y gafas protectoras.
  • Lávate las manos siempre después de manipular cualquier producto químico.
  • En caso de contacto accidental con la piel o los ojos, lava con abundante agua durante varios minutos y luego busca atención médica inmediatamente, consultando la etiqueta del producto.
  • Anota un número de emergencia (centro de control de intoxicaciones, cuerpo de bomberos, servicio de ambulancia, etc.) en un lugar conocido por toda la familia y de fácil acceso.

 

Fuente: asofap.es

ANTERIORSIGUIENTE